martes, 25 de marzo de 2008

El amor más allá de la muerte

Esta historia tuvo lugar en Inglaterra y sus protagonistas son Oscar (un perro de 18 meses) y Arthur (un gato de 17 años)...

En el hogar del matrimonio de Mavis y Robert Bell, vivían en plena armonía un perro y un gato. Entre ambos nació un amor incondicional y un compañerismo digno de imitar; solo bastaba con ver a a Arthur ayudar a Oscar para subir a un sofá un poco más alto que él. Dormían juntos en un cestito. Jamás peleaban.
Cuando Arthur falleció, y sus dueños decidieron enterrar el cuerpo del felino en el jardín de la casa, todo ello sin percatarse de que Oscar observaba ceremonia del "funeral".
Esa misma noche, cuando ya nadie veía, Oscar se acercó al jardín y tras algunos minutos de cavar en la tierra, logró desenterrar a su amigo fiel. Lo llevó dentro de la casa, lo puso en el cestito donde ambos dormían. Como el gato estaba lleno de tierra y despeinado de toda la maniobra, Oscar se dedicó buena parte de la noche a limpiarlo a lengüetazos. A la mañana siguiente, cuando el matrimonio Bell se levantó, vieron la conmovedora sorpresa al encontrar a Oscar bien dormidito junto a su queridísimo amigo Arthur. Los dueños se conmocionaron, pero lograron entender la actitud de su perro.
Luego debieron enterrarlo nuevamente, pero ésta vez se aseguraron de que Oscar no viera donde sería sepultado el cuerpo de Arthur; y para calmar un poco el terrible dolor del perro, adquirieron un nuevo gatito que será de ahora en adelante el compañero de juegos de Oscar que lo cuidara y lo sobreprotegera. Aunque suponemos que el amor por su amigo Arthur pervive en su corazoncito canino.

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