jueves, 20 de noviembre de 2008

Sam, el perro más feo del mundo???

Susie Lockheed adoptó a Sam cuando éste tenía ya nueve años. Decidió adoptarlo como perro de rescate, luego de que pasara meses en una perrera sin que nadie se lo llevara. Era un perro marginado, con una agresividad peligrosa. Jamás había sido querido por su abominable aspecto. Su apariencia ahuyentó a su entonces novio y la llevó a la separación. Pero en su nuevo hogar encontró el amor que le cambió la vida.
“Nunca he podido tener hijos, así es que Sam era como uno para mí. Era muy dependiente y necesitado, especialmente cuando quedó ciego, a los 11 años. Cada noche dormía en mi cama, bajo las frazadas”

Desde que se conocieron se hicieron inseparables. Compartieron buenos y malos momentos; y vencieron todos los desafíos de la vida juntos.
“La gente siempre decía que Sam lucía como algo traído desde las puertas del infierno. Un demonio, algo diabólico. Algunas veces la actuación de la gente concordaba con esa creencia”, recuerda. Sin embargo ella jamás lo vio de esa manera.
“Siempre pensé que era tan feo que era hermoso. Realmente pienso que era buenmozo y se lo decía todo el tiempo”, confesó Susie.
Cuando ella enfermó de cáncer, fue Sam quien la acompañó en todo el proceso. Los médicos le permitieron conservarlo, pese a tener que someterse a incontables sesiones de quimioterapia. Eran compañeros inseparables.

El tres veces campeón del concurso El perro más feo del mundo pensaba que su éxito en los certámenes era por ser el can “más macho”, explicó su dueña. Su fama le abrió muchas puertas y corazones. Dejó de ser temido, para comenzar a ser reconocido y valorado en las calles.
“La gente trataba de mirar para otro lado, como si estuvieran mirando a alguien con quemaduras. Me preguntaban '¿qué es eso?' Me preguntaban si era una especie de extraterrestre o un armadillo sin coraza. Una vez un niño corrió y se escondió cuando vio a Sam acercársele. Después de que se hizo famoso la gente se emocionó y al verlo en la calle decían '¡Oh, es Sam!', contó Susie con una sonrisa.

Sam llevaba una vida de estrella. Frecuentemente asistía al salón de belleza para que le retoquen su particular cabellera; su cama era “King Size” de lujosos hoteles, y hasta le organizan desfiles cuando pasa por su pueblo.

Fue sacrificado en Santa Bárbara, California el 18 de noviembre de 2005, a unos días de su cumpleaños. Catorce años alcanzó a vivir.
Fue fiel y acompañó a su dueña en cada paso de su lucha contra el cáncer.

Incluso hoy, después de muerto, Sam no se despega de su dueña. “Lo cremé y sus cenizas las tengo en una caja en una mesa, en mi casa, con varias fotos y tarjetas enviadas con simpatía desde varias partes del mundo. Nunca habrá otro perro como Sam”



No hay mejor terapia en la tierra que un perrito lamiéndote la cara...

martes, 4 de noviembre de 2008

Historias de Amor

China




Toby y Sheila




Leo




"La inteligencia criminal siempre asesina la inocencia animal."
No hay mejor terapia en la tierra que un perrito lamiéndote la cara...

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